jueves, 15 de marzo de 2012

El montacargas

Si alguien tiene dudas de que los trabajadores/as de talleres son tratados como personas de segunda, que compare el montacargas del botiquín con los ascensores del hall. El primero está golpeado por mil sitios, tiene problemas con el cierre, está pensado y diseñado para el transporte de mercancías, es lento y además no llega hasta el último piso. El personal de Imprenta siempre tiene que subir a pie un tramo más para llegar al vestuario. Todos los días de su vida laboral.

Los ascensores del hall son limpios, elegantes, rápidos, con todos los requisitos de seguridad. Hay dos, para recorrer menos distancia hasta el destino y por si se estropea uno.

Hace muchos años que el Comité viene pidiendo que se construya un ascensor digno para el acceso a Timbre e Imprenta. Sin éxito. De hecho, hubo un tiempo en que era ilegal utilizar el montacargas. Sumado a que el acceso por la oficina de Imprenta no era fácil por los requisitos de seguridad de Tarjetas, se obligaba a subir las escaleras.


El día 12 de Marzo se ha aprobado un nuevo procedimiento de Prevención de Riesgos Laborales: P.E.PV.00003.- UTILIZACIÓN DE LOS ASCENSORES SIN PUERTA DE CABINA INTERIOR POR PERSONAL Y CARGA AL MISMO TIEMPO. Su objetivo es el siguiente:

Se elabora este procedimiento como medida organizativa para “controlar” el riesgo de posible CAÍDA, ATRAPAMIENTO o GOLPES, indicando las formas de actuación, prohibiciones y advertencias a tener en cuenta, en la utilización de los ascensores sin puerta de cabina para el transporte de personal y carga al mismo tiempo.

Es decir, se legaliza su uso obligando a tener cuidado y precauciones a los usuarios. Mucho más cómodo y barato que construir un buen ascensor ¡dónde va a parar! Y más con la crisis que hay (cuando no había crisis tampoco lo hicieron).

Como el montacargas del botiquín ha sobrevivido a Presidentes-Directores de distinto signo, a Directores de Imprenta, Timbre y Tarjetas variados, a Directores de Mantenimiento de varias generaciones, a Directores de Recursos Humanos profesionales y aficionados, en fin, que no parece un problema de quiénes son los dirigentes, hemos de llegar a la conclusión de que es una cuestión de estatus y de clasismo, con una idea subyacente muy grave: l@s trabajador@s de talleres son cosas, l@s de oficinas, personas.