La cafetería está semivacía, se controla el tiempo de estancia y no hay por qué presuponer que las personas no son conscientes o responsables de utilizar los recursos correctamente.
Mantener una discriminación escandalosa, por la que la mitad de la plantilla no puede usar unas instalaciones comunes es una muestra de clasismo intolerable, que debe ser desterrado de inmediato.
Se está atentando contra la dignidad de las personas que trabajan en talleres y se están impidiendo los intercambios personales y sociales necesarios para una adecuada convivencia en el lugar de trabajo.