Consideraciones sobre el 8M
Todavía a fecha de hoy, después del tremendo despliegue comunicativo en redes sociales y en todo tipo de actos y publicaciones y de cierta cultura que ya debería estas asumida por todos, se escuchan voces extrañadas, desafectadas y ajenas a todo el problema de la desigualdad social entre mujeres y
hombres.
Voces que se niegan a reconocer una realidad incómoda, donde uno mismo es parte del problema.
Y es que la lucha de las mujeres es la misma lucha que pretende cambiar el sistema sociopolítico-económico y cultural basado en el capitalismo y las religiones monoteístas (el catolicismo, aquí) que nos informa a todos.
Dicho sistema, basado desde tiempos inveterados en la preponderancia del más fuerte, ha generado como semejante, que la voluntad, la decisión, el poder, la fuerza y en suma, el polo positivo o masculino del universo prevalezca sobre la libertad, la comprensión, la razón, la solidaridad o la justicia, como polo femenino.
En este sistema social desaparecen los aspectos femeninos, representados por la mujer, que son infravalorados y exprimidos a conveniencia, dando lugar, no sólo a auténticas esclavas sociales, dedicadas a los cuidados sin remuneración o visibilidad alguna, sino a la propia estructura social, donde resulta que un personal subalterno, tiene menos derechos y privilegios que un personal técnico o directivo, por la misma razón por la que hacemos prevalecer la fuerza y el poder, sobre la justicia o la solidaridad.
El triunfo del más fuerte.
Resulta necesario ya eliminar el culto al esfuerzo (y al merecimiento por el esfuerzo) y reconocer que la auténtica dimensión de la persona sólo puede surgir desde una actividad consciente, relajada y lúdica.
Brindemos por la parte femenina de todas las personas.
Todavía a fecha de hoy, después del tremendo despliegue comunicativo en redes sociales y en todo tipo de actos y publicaciones y de cierta cultura que ya debería estas asumida por todos, se escuchan voces extrañadas, desafectadas y ajenas a todo el problema de la desigualdad social entre mujeres y
hombres.
Voces que se niegan a reconocer una realidad incómoda, donde uno mismo es parte del problema.
Y es que la lucha de las mujeres es la misma lucha que pretende cambiar el sistema sociopolítico-económico y cultural basado en el capitalismo y las religiones monoteístas (el catolicismo, aquí) que nos informa a todos.
Dicho sistema, basado desde tiempos inveterados en la preponderancia del más fuerte, ha generado como semejante, que la voluntad, la decisión, el poder, la fuerza y en suma, el polo positivo o masculino del universo prevalezca sobre la libertad, la comprensión, la razón, la solidaridad o la justicia, como polo femenino.
En este sistema social desaparecen los aspectos femeninos, representados por la mujer, que son infravalorados y exprimidos a conveniencia, dando lugar, no sólo a auténticas esclavas sociales, dedicadas a los cuidados sin remuneración o visibilidad alguna, sino a la propia estructura social, donde resulta que un personal subalterno, tiene menos derechos y privilegios que un personal técnico o directivo, por la misma razón por la que hacemos prevalecer la fuerza y el poder, sobre la justicia o la solidaridad.
El triunfo del más fuerte.
Resulta necesario ya eliminar el culto al esfuerzo (y al merecimiento por el esfuerzo) y reconocer que la auténtica dimensión de la persona sólo puede surgir desde una actividad consciente, relajada y lúdica.
Brindemos por la parte femenina de todas las personas.
BALANCE SOCIAL
Consideraciones sobre el balance social, a partir del publicado recientemente del año 2017.
La evolución de los balances sociales, también debe ir cambiando a la velocidad a la que cambia el resto de la empresa.
En la medida en que la implantación de superestructutras empresariales, del tipo Responsabilidad Social Corporativa, vayan fraguando, deberán tener su reflejo correspondiente en los balances sociales de la fábrica.
Si terminaran por ganar el peso que se merecen los grupos de interés que nos sostienen, deberían ser tenidos en cuenta en la descripción de nuestros avances y retrocesos en relación con ellos, de forma que el balance social termine por integrar la relación de la empresa con el resto de la sociedad, además de, con sus trabajadores.
En última instancia un balance social deberá ser al análisis de la incidencia mutua que una empresa tiene en la sociedad. En qué medida la sirve y contribuye con su bienestar y qué se espera de ella.
Reduciendo la mirada a intereses que como trabajadores podemos entrever a fecha de hoy, ya podemos ir echando en falta diversas informaciones que nos atañen. Sirvan de ejemplo las siguientes:
- Cantidad de horas extras y de horas de superior categoría realizadas por departamento respecto a las horas totales.
- Cantidad de turnos fijos y reducciones de jornada por conciliación.
- Distribución de personas que hacen uso de la cafetería (comida y desayuno, por meses).
- Cantidad de horas de trabajo directo e indirecto agrupadas mensualmente y por departamento.
- Distribución de trabajadores por tipo de horario (fijo y flexibles).
- Cantidad de contratos de cada clase, distribuidos respecto al total de la plantilla.
- Seguimiento de las contrataciones y condiciones de trabajo del personal de limpieza, restauración, jardinería…
¿Qué más sería necesario?
La evolución de los balances sociales, también debe ir cambiando a la velocidad a la que cambia el resto de la empresa.
En la medida en que la implantación de superestructutras empresariales, del tipo Responsabilidad Social Corporativa, vayan fraguando, deberán tener su reflejo correspondiente en los balances sociales de la fábrica.
Si terminaran por ganar el peso que se merecen los grupos de interés que nos sostienen, deberían ser tenidos en cuenta en la descripción de nuestros avances y retrocesos en relación con ellos, de forma que el balance social termine por integrar la relación de la empresa con el resto de la sociedad, además de, con sus trabajadores.
En última instancia un balance social deberá ser al análisis de la incidencia mutua que una empresa tiene en la sociedad. En qué medida la sirve y contribuye con su bienestar y qué se espera de ella.
Reduciendo la mirada a intereses que como trabajadores podemos entrever a fecha de hoy, ya podemos ir echando en falta diversas informaciones que nos atañen. Sirvan de ejemplo las siguientes:
- Cantidad de horas extras y de horas de superior categoría realizadas por departamento respecto a las horas totales.
- Cantidad de turnos fijos y reducciones de jornada por conciliación.
- Distribución de personas que hacen uso de la cafetería (comida y desayuno, por meses).
- Cantidad de horas de trabajo directo e indirecto agrupadas mensualmente y por departamento.
- Distribución de trabajadores por tipo de horario (fijo y flexibles).
- Cantidad de contratos de cada clase, distribuidos respecto al total de la plantilla.
- Seguimiento de las contrataciones y condiciones de trabajo del personal de limpieza, restauración, jardinería…
¿Qué más sería necesario?