El problema de la Casa de la Moneda no es una cuestión técnica ni de eficiencia económica, sino un asunto político que refleja la encrucijada en la que se encuentra España: ser o no ser más descaradamente una colonia de Alemania. Esto lo comprenden claramente los ciudadanos/as, y por eso nos dan su apoyo.
Nuestra lucha va más allá de los puestos de trabajo, es la defensa del patrimonio industrial y tecnológico público español, frente a los lobbies financieros ultraliberales. Es una cuestión de soberanía cívica. Una más, junto a la Sanidad, la Educación y el resto de servicios públicos. Y seamos muchos/as o pocos/as, más pequeños o más grandes, es una batalla que tenemos de dar.
Si redujésemos la disputa a un asunto de puestos de trabajo nos estaríamos engañando, tanto en el planteamiento del problema como en la búsqueda de la solución. Estaríamos perdidos irremisiblemente, porque es precisamente en ese campo donde el Ministerio quiere jugar el partido. No hará falta ninguna presión para hablar de “perímetro de segregación”, “condiciones de traspaso” o “acuerdos de garantías”. Están deseando, porque cuando hablemos de eso ya habrán conseguido lo que quieren, que no nos opongamos a la división de la Fábrica.
Hace unos días el BCE aprobó la nueva Orientación sobre aprovisionamiento de billetes, la ECB/2014/44. Incluso esta restrictiva norma, en la que por intereses espurios que tendrá que explicar el Banco de España ha permitido que se ignore el modelo español de fabricación de billetes, tiene distintos modos de aplicación. Para comprenderlos en profundidad hay que tener en cuenta no sólo la literalidad de esta orientación sino las normas superiores europeas. En concreto la Directiva 2014/24/UE de la Unión Europea sobre contrataciones del sector público.
Esta Directiva permite articular colaboraciones entre la Casa de la Moneda y el Banco de España sin que perdamos la actividad industrial. La pega es que el Banco, hoy por hoy, no quiere, siendo más receptivo a las opiniones de los poderes fácticos que a las de la ciudadanía española. Pues habrá que decírselo más alto, porque ése precisamente es el ámbito de discusión que importa: cómo se organiza la fabricación de los billetes españoles. Sobre eso queremos y debemos hablar. Puestos de trabajo y condiciones vendrán por añadidura.
¿Es posible modificar la posición de Banco de España? Sí, si somos capaces de poner en marcha varios mecanismos de forma coordinada:
- Demanda legal para defender el derecho de la Casa de la Moneda a fabricar los billetes españoles.
- Denuncia del PSOE al Constitucional de los artículos de la LGPE-15 que nos afectan.
- Involucración de la Casa Real en el debate, en tanto en cuanto seguimos siendo Real Casa de la Moneda.
Para ello es imprescindible que continúe de forma unificada y potente la protesta interna y externa.
Nuestra lucha va más allá de los puestos de trabajo, es la defensa del patrimonio industrial y tecnológico público español, frente a los lobbies financieros ultraliberales. Es una cuestión de soberanía cívica. Una más, junto a la Sanidad, la Educación y el resto de servicios públicos. Y seamos muchos/as o pocos/as, más pequeños o más grandes, es una batalla que tenemos de dar.
Si redujésemos la disputa a un asunto de puestos de trabajo nos estaríamos engañando, tanto en el planteamiento del problema como en la búsqueda de la solución. Estaríamos perdidos irremisiblemente, porque es precisamente en ese campo donde el Ministerio quiere jugar el partido. No hará falta ninguna presión para hablar de “perímetro de segregación”, “condiciones de traspaso” o “acuerdos de garantías”. Están deseando, porque cuando hablemos de eso ya habrán conseguido lo que quieren, que no nos opongamos a la división de la Fábrica.
Hace unos días el BCE aprobó la nueva Orientación sobre aprovisionamiento de billetes, la ECB/2014/44. Incluso esta restrictiva norma, en la que por intereses espurios que tendrá que explicar el Banco de España ha permitido que se ignore el modelo español de fabricación de billetes, tiene distintos modos de aplicación. Para comprenderlos en profundidad hay que tener en cuenta no sólo la literalidad de esta orientación sino las normas superiores europeas. En concreto la Directiva 2014/24/UE de la Unión Europea sobre contrataciones del sector público.
Esta Directiva permite articular colaboraciones entre la Casa de la Moneda y el Banco de España sin que perdamos la actividad industrial. La pega es que el Banco, hoy por hoy, no quiere, siendo más receptivo a las opiniones de los poderes fácticos que a las de la ciudadanía española. Pues habrá que decírselo más alto, porque ése precisamente es el ámbito de discusión que importa: cómo se organiza la fabricación de los billetes españoles. Sobre eso queremos y debemos hablar. Puestos de trabajo y condiciones vendrán por añadidura.
¿Es posible modificar la posición de Banco de España? Sí, si somos capaces de poner en marcha varios mecanismos de forma coordinada:
- Demanda legal para defender el derecho de la Casa de la Moneda a fabricar los billetes españoles.
- Denuncia del PSOE al Constitucional de los artículos de la LGPE-15 que nos afectan.
- Involucración de la Casa Real en el debate, en tanto en cuanto seguimos siendo Real Casa de la Moneda.
Para ello es imprescindible que continúe de forma unificada y potente la protesta interna y externa.
NO ESTAMOS VENCIDOS/AS
NI VENDIDOS/AS
NI VENDIDOS/AS
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