Los valores de una empresa pública
El agua es un bien común. Como el aire, la tierra o el sol, cualquier intento de acaparar y especular con los elementos indispensables para la vida, supone un atentado contra la humanidad.
Ya hace mucho que el agua se ha convertido en oro líquido y tanto países, como multinacionales, han desatado la guerra por el control del agua. Esta guerra es feroz en zonas secas y se va extendiendo en la medida en que los acuíferos se contaminan o desaparecen.
España no ha sido ajena a esta privatización (usurpación del agua pública) y cualquiera puede recordar los asuntos de Aigües de Barcelona o del Canal de Isabel II, etc. plagados de casos de corrupción y que sólo han reculado relativamente.
Ni siquiera esta fábrica, a pesar de su titularidad pública, se ha escapado de funcionar como una empresa privada y de anteponer los valores y premisas del capital. En este caso, la idea de que el agua puede o debe ser comprada a una empresa y que por ello, alguien puede enriquecerse libremente especulando con un bien común.
Y parece que la lenta e imperceptible difusión de estos valores, ha cumplido su objetivo y hoy todos vemos normal que la FNMT se gaste una fortuna mensualmente en la compra de agua.
Los trabajadores no nos damos cuenta que el trasiego de garrafas, consume recursos, (gasoil), contamina el aire, perjudica la movilidad en las ciudades, etc. Tan sólo para el enriquecimiento de alguien (seguro que los trabajadores cobran lo justito).
Además, tampoco están exentas de limpieza y cambio de filtros las fuentes actuales, que requieren su mantenimiento anual o de la accidentalidad que ocasiona el cambio de garrafas, que está obligando al comité de seguridad y salud laboral a medidas estrambóticas, como prohibir a los trabajadores el cambio de garrafas y poner un teléfono para solicitar al empleado su reemplazamiento. Más aberraciones.
Recordamos que en la FNMT había fuentes de agua alimentadas por el Canal de Isabel II que además de disponer de un agua deliciosa, evitaba todo el trasiego del agua y también sabemos que hoy día, existen máquinas dispensadoras de agua que, con un mantenimiento anual similar, ofrecen también agua caliente y fría, aprovechando la red de agua del canal y del edificio y a mucho menor precio.
Resulta una vergüenza para EPS que una empresa pública, como la FNMT, no se encuentre realmente bajo el control (auditada por) aquellos que procuran y se preocupen por el bien común y se encuentre sirviendo a intereses espurios o de terceras personas, amparadas por estos gobiernos.
Recordamos a todos los trabajadores que mientras más impunemente pueda especularse con recursos necesarios para la vida, más fácilmente se podrá especular con las personas y pedimos a todos el análisis necesario y la denuncia de este tipo de situaciones.
El agua es un bien común. Como el aire, la tierra o el sol, cualquier intento de acaparar y especular con los elementos indispensables para la vida, supone un atentado contra la humanidad.
Ya hace mucho que el agua se ha convertido en oro líquido y tanto países, como multinacionales, han desatado la guerra por el control del agua. Esta guerra es feroz en zonas secas y se va extendiendo en la medida en que los acuíferos se contaminan o desaparecen.
España no ha sido ajena a esta privatización (usurpación del agua pública) y cualquiera puede recordar los asuntos de Aigües de Barcelona o del Canal de Isabel II, etc. plagados de casos de corrupción y que sólo han reculado relativamente.
Ni siquiera esta fábrica, a pesar de su titularidad pública, se ha escapado de funcionar como una empresa privada y de anteponer los valores y premisas del capital. En este caso, la idea de que el agua puede o debe ser comprada a una empresa y que por ello, alguien puede enriquecerse libremente especulando con un bien común.
Y parece que la lenta e imperceptible difusión de estos valores, ha cumplido su objetivo y hoy todos vemos normal que la FNMT se gaste una fortuna mensualmente en la compra de agua.
Los trabajadores no nos damos cuenta que el trasiego de garrafas, consume recursos, (gasoil), contamina el aire, perjudica la movilidad en las ciudades, etc. Tan sólo para el enriquecimiento de alguien (seguro que los trabajadores cobran lo justito).
Además, tampoco están exentas de limpieza y cambio de filtros las fuentes actuales, que requieren su mantenimiento anual o de la accidentalidad que ocasiona el cambio de garrafas, que está obligando al comité de seguridad y salud laboral a medidas estrambóticas, como prohibir a los trabajadores el cambio de garrafas y poner un teléfono para solicitar al empleado su reemplazamiento. Más aberraciones.
Recordamos que en la FNMT había fuentes de agua alimentadas por el Canal de Isabel II que además de disponer de un agua deliciosa, evitaba todo el trasiego del agua y también sabemos que hoy día, existen máquinas dispensadoras de agua que, con un mantenimiento anual similar, ofrecen también agua caliente y fría, aprovechando la red de agua del canal y del edificio y a mucho menor precio.
Resulta una vergüenza para EPS que una empresa pública, como la FNMT, no se encuentre realmente bajo el control (auditada por) aquellos que procuran y se preocupen por el bien común y se encuentre sirviendo a intereses espurios o de terceras personas, amparadas por estos gobiernos.
Recordamos a todos los trabajadores que mientras más impunemente pueda especularse con recursos necesarios para la vida, más fácilmente se podrá especular con las personas y pedimos a todos el análisis necesario y la denuncia de este tipo de situaciones.
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