jueves, 12 de abril de 2012

HUELGA Y MOSCOSOS

Como todo el mundo sabe, EPS se adhirió al paro del día 29 de Marzo y participó en las actividades programadas para su realización. La “reforma laboral” debe ser derogada. Desde nuestro punto de vista, la jornada fue un éxito en la FNMT-RCM, ya que un mínimo de personas vinieron a trabajar y la actividad fabril estuvo prácticamente paralizada.

Debe señalarse que, en el Pleno del Comité de Empresa del 20 de Marzo, convocado para ratificar la adhesión del Centro de Trabajo de Madrid a la huelga, EPS solicitó que dicha adhesión fuese ratificada por el conjunto de los trabajadores/as de la Fábrica. Dado que la posición mayoritaria estuvo en contra, EPS no inició públicamente un debate al respecto, para no desviar la atención de los objetivos de la huelga.

En relación al asunto de los días de libre disposición, EPS está disconforme con los términos en que se está tratando el tema. Concretamente, lo relativo a la crítica acre a las personas que los han solicitado, así como a la petición de que la dirección no los conceda en jornadas de huelga. Es el momento de analizar por qué se piden moscosos en vez de parar o trabajar, y qué efectos provoca.


Se va sabiendo, por la información que la dirección suelta con cuentagotas, que las personas que se apuntaron la huelga rondan el 60 % de la plantilla, y las que pidieron un moscoso están entre un 20 y un 30 %. Estas últimas ¿son esquiroles o han contribuido al éxito de la huelga?


EPS no ve apropiado pedirse un moscoso en una huelga. Esta actitud genera recelos y agravios en los compañeros/as que pierden su dinero ese día, máxime tratándose de una huelga general en que muchas personas no tienen esa opción.

Además, la lectura de los moscosos que hace el gobierno de turno es de “no huelga”, de falta de apoyo sindical, de no rechazo a su reforma, con lo que se debilita la acción.

Pero por otra parte es innegable que la ausencia al trabajo ha contribuido a que no haya actividad. No es igual coger un moscoso que venir a trabajar.

Las razones para que un grupo importante de trabajadores/as hayan pedido permisos son complejas, y no se pueden caricaturizar como “cobardía”. Cuestiones económicas, políticas, sindicales o personales han debido influir en esa decisión, y consideramos negativo resolverlas con simplificaciones despectivas. Queremos comprender.

Más preocupante nos parece que se pretenda limitar el uso de los días de libre disposición. Si hemos estado luchando contra la intención de la dirección de restringirlo, no vemos razón para que los representantes legales lo tengamos que coartar.

Las personas apoyarán una huelga o movilización por convencimiento, no por coacción o amenazas. Ese trabajo de persuasión es el que nos corresponde como sindicalistas.

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