La Huelga General del 14 de Noviembre, como todos los actos de esta importancia y naturaleza, despierta sentimientos encontrados y obliga a evaluar pros y contras en todos los niveles, personal, familiar, en el trabajo, políticamente, en lo sindical, económico, de valores. No son hechos triviales, ni que puedan ser tomados a la ligera. Tanto en lo que respecta a la relación con los demás, en nuestros oficios y empresas, como mucho más profundamente en nuestro análisis de nosotros mismos, en el mirar de frente lo que
pensamos y queremos. No todos los días se tiene esa sensación, y es normal, lógico y deseable que se produzcan debates, controversias, incluso conflictos psicológicos y sociales en estas circunstancias. No debemos escandalizarnos por pensar, exponer u oir opiniones diferentes a las nuestras, y cualquier postura debe ser respetable.
Por su concepción de sindicato integral y democrático, EPS está obligado a pronunciarse libre y sinceramente al respecto de la Huelga General, pero también lo está a escuchar a los demás y trabajar para elegir la mejor opción posible, aspirando a colaborar en la máxima unidad para el bien común.
Esta huelga se plantea después de meses de movilizaciones en la Fábrica y en muchísimos otros centros de trabajo del país. Se va a realizar cuando los trabajadores/as de la Fábrica hemos visto mermados nuestros derechos sociales, laborales y económicos por la imposición de dos gobiernos sucesivos. El mes que viene cobraremos media paga; nuestras bajas ya no se retribuyen al 100 %, penalizando la enfermedad; los días libres y vacaciones, negociados a cambio de rendimientos a lo largo de muchos años, van a caer de golpe. Todo ello después de muchos años de congelación salarial o mínimas subidas.
Eso en la Fábrica, porque en escuelas, hospitales, servicios sociales, recogida de basuras, etc, todo es recortar servicios, privatizar, disminuir prestaciones. Y en paralelo, subir impuestos, tasas, copagos. Y casi seis millones de parados. Y miles de familias sin casa. ¿Qué sentido tiene? Uno muy claro: lo que nos quitan a nosotros va a los bolsillos de la especulación financiera. Somos rebaños a los que ordeñan para el beneficio de unos pocos.
¿Cómo parar este abuso continuado, que sólo nos va a traer más miseria e indignidad? Como venimos haciendo desde hace meses, desde hace años, desde hace siglos: protestando, plantando cara. No resignándonos al silencio de los corderos.
Algunos compañeros/as pensarán en los euros de la huelga, otros en que los recortes son necesarios, algunos que en realidad la huelga debería ser indefinida. Desde luego, los que piensen que las agresiones que estamos sufriendo los trabajadores son justas y necesarias, no deben hacer la huelga. Pero por la misma regla de tres, tampoco deberían quejarse luego.
El jueves sólo habrá una cifra y sólo habrá un dato: éxito de la huelga y de la indignación ciudadana, o fracaso de la huelga y resignación. Es nuestra responsabilidad sumarnos a uno de los bandos.
EPS invita a construir el futuro. EPS llama a la Huelga General.
pensamos y queremos. No todos los días se tiene esa sensación, y es normal, lógico y deseable que se produzcan debates, controversias, incluso conflictos psicológicos y sociales en estas circunstancias. No debemos escandalizarnos por pensar, exponer u oir opiniones diferentes a las nuestras, y cualquier postura debe ser respetable.
Por su concepción de sindicato integral y democrático, EPS está obligado a pronunciarse libre y sinceramente al respecto de la Huelga General, pero también lo está a escuchar a los demás y trabajar para elegir la mejor opción posible, aspirando a colaborar en la máxima unidad para el bien común.
Esta huelga se plantea después de meses de movilizaciones en la Fábrica y en muchísimos otros centros de trabajo del país. Se va a realizar cuando los trabajadores/as de la Fábrica hemos visto mermados nuestros derechos sociales, laborales y económicos por la imposición de dos gobiernos sucesivos. El mes que viene cobraremos media paga; nuestras bajas ya no se retribuyen al 100 %, penalizando la enfermedad; los días libres y vacaciones, negociados a cambio de rendimientos a lo largo de muchos años, van a caer de golpe. Todo ello después de muchos años de congelación salarial o mínimas subidas.
Eso en la Fábrica, porque en escuelas, hospitales, servicios sociales, recogida de basuras, etc, todo es recortar servicios, privatizar, disminuir prestaciones. Y en paralelo, subir impuestos, tasas, copagos. Y casi seis millones de parados. Y miles de familias sin casa. ¿Qué sentido tiene? Uno muy claro: lo que nos quitan a nosotros va a los bolsillos de la especulación financiera. Somos rebaños a los que ordeñan para el beneficio de unos pocos.
¿Cómo parar este abuso continuado, que sólo nos va a traer más miseria e indignidad? Como venimos haciendo desde hace meses, desde hace años, desde hace siglos: protestando, plantando cara. No resignándonos al silencio de los corderos.
Algunos compañeros/as pensarán en los euros de la huelga, otros en que los recortes son necesarios, algunos que en realidad la huelga debería ser indefinida. Desde luego, los que piensen que las agresiones que estamos sufriendo los trabajadores son justas y necesarias, no deben hacer la huelga. Pero por la misma regla de tres, tampoco deberían quejarse luego.
El jueves sólo habrá una cifra y sólo habrá un dato: éxito de la huelga y de la indignación ciudadana, o fracaso de la huelga y resignación. Es nuestra responsabilidad sumarnos a uno de los bandos.
EPS invita a construir el futuro. EPS llama a la Huelga General.
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