JUGANDO A LA POLÍTICA
Es cuando menos significativo que, tras varios directores generales de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre - Real Casa de la Moneda nombrados por gobiernos del PP, después de la complicada época de los últimos meses del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y los primeros años del gobierno de Mariano Rajoy, el ciclo más opresivo en lo sociolaboral lo haya traído una persona, M.ª Isabel Valldecabres Ortiz, proveniente de y designada por un gobierno que intenta destacarse por sus avances en los derechos laborales.
No solamente ha aumentado la conflictividad, con las consiguientes consecuencias en el ambiente de trabajo, cada vez más tóxico, sino que ahora está siendo la protagonista de diversos paros y movilizaciones convocadas por la plantilla de la FNMT-RCM para reivindicar, simple y llanamente, que se cumplan unos acuerdos ya firmados el 28 de junio de 2023 relativos a la cobertura de vacantes, la activación de la jubilación parcial y la reducción de la jornada a 35 horas semanales, según establece el Acuerdo Marco para una Administración del Siglo XXI firmado por el Gobierno.
Por si todo lo anterior no fuera suficientemente grave, ahora tenemos que sufrir la infantil pataleta de, justo en el mismo momento de las movilizaciones, resolver varios expedientes disciplinarios que llevaban atascados varios meses.
Lo que para quienes consideran que la gestión de una empresa es un ocurrente juego político, para algunos trabajadores tiene repercusiones muy negativas y amargas, con los agravantes del trato desigual con respecto a casos similares e incluso más flagrantes sucedidos recientemente, que no tuvieron tales consecuencias para la vida familiar y la salud de los trabajadores expedientados, y de haber hecho durante meses oídos sordos a las recomendaciones y llamadas a la equidad desde las personas que realmente gestionan y sacan adelante esta empresa.
Siguen las movilizaciones
El nuevo equipo directivo de la FNMT mantiene el pulso a la plantilla y sólo están interesados en aplicar el principio de autoridad, sin graduar ninguna de las medidas aplicadas y mucho menos medir las consecuencias de sus actos.
Con este panorama, donde han dinamitado las relaciones laborales, la plantilla debe mantenerse unida, férrea en sus convicciones, sin caer en los engaños y preparada para actuar ante las amenazas actuales y futuras.
Las movilizaciones deben continuar e ir añadiendo nuevos elementos de presión, tanto de ámbito interno como en el externo, hasta alcanzar unos objetivos mínimos innegociables: aplicación
inmediata del acuerdo del 28 de junio y reconstrucción de las relaciones laborales para abordar los
nuevos retos que se nos plantean.
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