lunes, 25 de junio de 2012

La trampa del inglés

Se está llevando a cabo actualmente un proceso de selección de dos ingenieros de proyecto para el departamento de Ingeniería, I+D+i y Laboratorio. Las pruebas de selección son las habituales en este caso: “inglés a nivel de lectura y traducción de textos técnicos y conversación para entenderse”, examen teórico-práctico sobre las materias propuestas y evaluación de competencias.

La prueba de inglés se realizó a finales de mayo en la Escuela de Formación. Se trataba de una prueba eliminatoria con un 30 % de peso en la nota final. La prueba se dividió en tres partes:

Primera parte consistente en una serie de textos escritos en inglés en las que pedían, aparte de la lectura de dichos textos, ejercicios de gramática y escritura, cosa que no aparece en las bases de la convocatoria. Uno de los escritos era un texto publicado en una revista que edita el Banco de España y que tampoco aparece en la bibliografía de dicha convocatoria.

Segunda parte consistente en dos listenings (escuchas). Lo peculiar es que uno de ellos no era un texto previamente grabado y reproducido como es habitual en estas pruebas, sino un texto impreso leído por uno de los profesores.

Tercera parte en la que se establecía una conversación individual con uno de los profesores.


Pero donde más peculiaridades se produjeron fue en los textos entregados en la primera prueba. En uno de ellos se pedía rellenar una serie de huecos con la palabra más adecuada al texto. Sin embargo lo singular consistía en que no se pedían preposiciones o conjunciones como suele ser habitual en estos casos, sino nombres técnicos que normalmente sólo conocen los que han trabajado habitualmente en este campo. Es decir, lo que se estaba evaluando no era el nivel de inglés del candidato, sino su nivel de conocimiento del tema tratado, lo que se sale del propósito de la prueba, que evalúa exclusivamente el nivel de inglés del candidato.

En otro de los textos entregados en esta primera parte había que concordar unas frases de un grupo con otras de otro, de tal forma que tuvieran sentido. De la misma forma que antes, si no se conocía previamente el texto, era muy difícil acertar la solución válida, a pesar de que había varias posibilidades gramaticalmente correctas. De nuevo se estaba evaluando el nivel de conocimiento del tema tratado y no del nivel de inglés.

Como resultado de la prueba de inglés, las notas fueron muy dispares. 

 Actualmente ya se ha realizado la segunda prueba, consistente en un examen teórico-práctico. Lo sorprendente a primera vista es que ha habido más diferencias en puntuación entre los candidatos en la primera prueba que en la segunda, a pesar de que el nivel de inglés de todos ellos era bastante alto. Esto confirma la gran importancia que se le ha dado a la prueba de inglés a la hora de seleccionar a los candidatos, no habiéndose ajustado ésta a las bases del concurso. 

El uso de las pruebas de inglés como ley del embudo (recordad la plaza de Jefe Area A de Comercial) para facilitar o impedir el paso con cribas contrarias al sentido común, sigue siendo un arma en manos de algunos tribunales.

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