miércoles, 11 de febrero de 2015

Camino de la perdición

Si mala es la segregación de Valores, mucho peor es cómo se quiere hacer. La información remitida por la Dirección define el perímetro de segregación (qué y quién se va) de una forma sorprendente:

- Todo Valores
- Mantenimiento Destacado
- Taller de Calidad más un técnic@
- Equipo de Laboratorio para ensayos específicos
- Técnic@ de I+D

¿Y todo el resto de los que trabajamos para que se fabriquen los billetes?
¿Y Preimpresión?  ¿Y la estructura común? ¿No va a tener la nueva Valores una jefatura de Seguridad que conozca procesos y productos? ¿Qué pasa con el valor incuestionable del Museo?


Si se ejecuta la segregación con esos criterios, nos vamos a encontrar dos empresas inviables. La nueva fábrica de billetes Euro no va a tener medios técnicos ni organizativos para funcionar adecuadamente, y la nueva Casa de la Moneda va a quedarse sobrecargada de estructura y servicios comunes, no congruentes con su volumen de negocio. Dos aclaraciones previas: Ceres no es estructura. Es un departamento productivo, de servicios facturables. Y el Museo es un servicio cultural.


EPS ve imprescindible replantear el reparto de personas y funciones entre las nuevas empresas. EPS plantea, para hacer menos inviables ambas sociedades, añadir a la nueva empresa las siguientes dotaciones:

- Un 20-25% de los departamentos de la estructura común: Economía y Finanzas, Compras, Recursos Humanos, Sistemas de Información, I+D+i, Seguridad, Auditoría y Calidad…
- Un 20-25% de Preimpresión.
- La parte equivalente de Mantenimiento central.
- No se puede permitir que Prevención de Riesgos Laborales se externalice en la nueva empresa. Personal técnico de PRL central debe configurar un servicio de prevención propio de la misma altísima profesionalidad que el que tenemos en FNMT-RCM.
- El Museo debe ser financiado, como servicio público cultural común, por la Casa de la Moneda y el Banco de España, de aquí en adelante.

Es inconcebible que todas las personas con conocimientos específicos en las distintas ramas técnicas y profesionales relacionadas con la fabricación de billetes, no se pongan al servicio de la nueva empresa. No valen las excusas de los trabajos compartidos.

Hay que iniciar una urgente e intensiva transmisión de conocimientos para que ese reparto de personas se pueda hacer de forma equitativa, sin merma de las capacidades de ninguna de las dos empresas.

El futuro de los trabajadoras/es pende de los intereses particulares de una dirección desorientada, que parece mirar únicamente por sí misma.

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