En enero ha llegado, por fin, la resolución de la Inspección de Trabajo sobre el accidente que el agosto pasado costó la vida a la compañera de la limpieza Consolación Hernández. En su dictamen quedan demostrados fallos graves en las medidas de prevención, en la seguridad de las instalaciones, en la organización del trabajo, en la formación e información a la trabajadora, en la coordinación entre las empresas FNMT-RCM y FCC.
En el trabajo de la Inspectora no sólo quedan patentes las cosas que, por una u otra causa, se han hecho mal y han provocado el accidente, sino que se documenta y se razona el por qué de sus afirmaciones. Al no tratarse de una investigación forense, lógicamente no se llega a la determinación última de las responsabilidades personales, pero sí se perfila el papel de las partes principales de cada empresa en los sucesos.
Según nuestras noticias, no se van a proponer ceses ni en el Departamento de Logística-Almacenes ni en la Dirección de Recursos Humanos. Van a seguir con la misma política de esperar hasta el juicio por vía penal. Esto supone demorar las actuaciones de la Dirección de la FNMT-RCM años, cuando ya ni el actual Director ni quizás los directivos y responsables involucrados estén en sus puestos,o ni tan siquiera en la Fábrica.
El pasado septiembre, los trabajadores propusimos –respaldándolo con asambleas, firmas y paros- una serie de medidas, en base al análisis de lo sucedido, entre las que se encontraban el cese de los Jefes de Prevención y de Almacenes, por entender que eran los responsables más directos de la pésima gestión que, tanto en el Silo como en Prevención de Riesgos Laborales, había posibilitado la muerte de la compañera. En la lectura de la resolución de la Inspección de Trabajo encontramos una ratificación plena de estas conclusiones.
Con su negativa a cesar a dichos responsables el otoño pasado, el Director dejó claro que su estilo es echar balones fuera y proteger a sus polluelos. La paralización actual del Director, con un dictamen que pone de manifiesto la chapuza siniestra que es el Almacén de Alcalá y cómo Prevención no ha sabido ponerle coto en estos años, hace que nos repitamos la pregunta: ¿qué pretende el Director, por qué no actúa?
La primera hipótesis es que no quiere asumir sus responsabilidades, prefiere que la policía y los jueces le hagan el trabajo, y no mojarse en definir los responsables del accidente y actuar en consecuencia.
La segunda es que estamos ante un funcionario, en el peor de los sentidos. Está aquí para hacerse la foto, rellenar currículum, ascender en el partido, saludar a la Reina y poco más. Tiene la vista en las elecciones de 2012 y lo que quiere es llegar sin complicaciones, nada que nuble su futuro.
La tercera es que es, por mucho que diga, lo de la salud de los trabajadores le resulta un concepto teórico, de buenas intenciones y poco más. Su trabajo es a sacar beneficios, y el “balance social” no le quita el sueño. Ni cuando no dejan de subir los accidentes, ni cuando no le ratifican los convenios, ni cuando le hacemos un paro.
La cuarta es que le tienen pillado por la entrepierna los “directivos” de la Fábrica. No sabe vivir sin los migueles, álvaros, manolos, pablos…, sin los cuales esto por lo visto se iría al garete, pero que a su vez tienen sus “colaboradores” a los cuales han de proteger, y así una cadena sin límites de clientelismos. Tal vez tema un boicot de los coroneles, o que si tira de uno se le caiga todo el organigrama. ¿De verdad son imprescindibles?
Sean cuales sean sus razones, la estrategia de la dirección es clara: ocultar la cabeza bajo el ala, irse de la Fábrica antes de que salga el juicio, intentar que la culpa la tenga la trabajadora fallecida, y si no lo consiguen, buscar una cabeza de turco lo más abajo posible para comerse el marrón (algún técnico o algún jefecillo de los que ya no se puedan esconder).
Toda esta desvergüenza sólo la podemos evitar los propios trabajadores, porque esperar un mínimo de ética en la dirección actual es esperanza baldía. Por lo tanto, desde EPS proponemos que se convoquen de forma inmediata asambleas generales para debatir el asunto y estudiar nuevas acciones de protesta, único modo de lograr
que se haga justicia.
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